Perfil



Rosita Santelices Errázuriz
Psicóloga Clínica Pontificia Universidad Católica de Chile.
Especializada en Psicología y Espiritualidad.
Escritora.

mail: rosita@casablancawines.com

sábado, 9 de enero de 2010

Agradecimiento de la autora en día de la presentación del libro

Queridos sacerdotes presentes, queridos amigos y amigas, queridos hijos, hijas y nietos. Mi querido Patricio:

Primero que nada quiero agradecer al P. Sebastián por su apoyo incondicional y por haberme impulsado en todo momento a escribir este libro y haber aceptado ser el presentador de este testimonio.

También quiero agradecer la presencia de todos ustedes sabiendo que algunos vienen de bastante lejos y considerando esta fecha tan plagada de compromisos y calor. Gracias por estar aquí conmigo.

Este libro es un resumen de mi experiencia en un accidente aéreo muy dramático que bajo toda circunstancia hubiera implicado una muerte segura. Hoy estamos aquí con Patricio por la suma de muchísimos factores que se entretejieron para provocar que nuestro avión se detuviera después de una desenfrenada aproximación a 200 km. por hora en una distancia de 30 metros, entre rocas, matorrales y precipicios. A metros de un farellón de pre-cordillera.

Todo esto que hemos vivido está rotulado como algo “extraordinario”, imposible de repetir ni por el mejor piloto del mundo”, como “suerte” y también como “milagro”. Al leer el libro ustedes podrán tener su propia apreciación.<

Solamente quisiera agregar lo siguiente: nunca tengan miedo de “volar”, de entregarse a lo desconocido, de experimentar una mirada nueva frente a la vida.

Muchas veces estamos tan atados a las cosas, a las personas y a los acontecimientos, de tal forma, que nos olvidamos subir a nuestra propia nave del espíritu para dejarnos conducir por un Piloto (con mayúscula) que bien sabe como guiarnos para que nuestra mente y corazón se abran a comprender nuestro mundo de una perspectiva mucho mas coherente y total.

Desde una dimensión de alturas podemos distinguir lo que es verdaderamente importante de aquello transitorio y caduco, de aquello que nos hace sufrir inútilmente y nos impide ser felices.

Los invito a dejarse llevar por el vuelo del “Águila Dorada”, como llamaba Santa Teresita de Lisieux, a Jesús. El siempre sabrá llevarnos a aquel Puerto que nuestro corazón anhela. Santa Teresita decía que no importaba que fuéramos un pequeño gorrión, porque si confiamos en el Águila Dorada, ella nos llevará en sus alas.

Confiar en la mirada del Espíritu de Dios es saber que algún día todo tendrá sentido, aunque nosotros ahora no lo entendamos.

Quisiera agregar, por último, que hoy 22 de diciembre, hace 44 años, mi padre partió muy joven en su vuelo final. Hoy está también conmigo porque el amor va dejando huella por donde pase.

En estas Fiestas, mis mejores deseo de Paz y Bien para ustedes, como me ha enseñado el Padre Celestino, Capuchino, ya que así lo deseaba San Francisco de Asis, el autor del primer Pesebre de Belén.

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